Cáncer de próstata: síntomas, pruebas y tratamientos

El cáncer de próstata es el cáncer más frecuente entre los hombres y la segunda causa de muerte relacionada con el cáncer entre los hombres estadounidenses. Los hombres afroamericanos tienen más probabilidades de padecer cáncer de próstata, y el doble de probabilidades de morir por esa enfermedad.

La próstata es parte del sistema reproductor masculino que produce el semen. La glándula, del tamaño de una nuez, está situada debajo de la vejiga y rodea la parte superior de la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) regula las pruebas de detección y los tratamientos del cáncer de próstata para garantizar su seguridad y eficacia.

Señales y síntomas

El cáncer de próstata suele ser una enfermedad de crecimiento muy lento que a menudo no provoca síntomas hasta que se encuentra en una fase avanzada. En ese momento, los síntomas pueden incluir dificultad para iniciar la micción (orinar), flujo de orina débil o interrumpido, y necesidad de orinar con frecuencia, especialmente por la noche.

Sin embargo, estos síntomas pueden tener muchas otras causas además del cáncer de próstata, como un agrandamiento benigno de la próstata. Si le preocupa alguno de estos síntomas, debe ponerse en contacto con su profesional de atención de la salud. La mayoría de los hombres con cáncer de próstata mueren por otras causas, y muchos nunca saben que tienen la enfermedad. Pero una vez que el cáncer de próstata empieza a crecer rápidamente o se extiende fuera de la próstata, es peligroso. Aunque la enfermedad es poco frecuente antes de los 50 años, los expertos creen que la mayoría de los hombres mayores tienen rastros de ella.

Detección y pruebas

El riesgo de cáncer de próstata puede medirse a través de un análisis de sangre del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés). El PSA es una proteína producida por las células de la glándula prostática.  Otros factores que pueden ayudar a contextualizar el PSA para comprender mejor el riesgo de cáncer de próstata son la edad, la raza, los antecedentes familiares, el tamaño de la próstata, la infección o irritación de las vías urinarias, los medicamentos y el ritmo de aumento del PSA.  Las imágenes de la próstata, como la resonancia magnética (MRI, por sus siglas en inglés), pueden proporcionar información adicional sobre el riesgo de cáncer de próstata.  Si el riesgo de cáncer de próstata es alto, el médico realizará una biopsia para extraer una muestra de tejido de la próstata para examinarla y determinar si hay cáncer y, en caso afirmativo, el grado de agresividad de éste.  El aspecto de la agresividad bajo el microscopio se describe mediante una puntuación de Gleason, que es asignada por el patólogo. Dependiendo del riesgo general de que el cáncer de próstata se haya extendido fuera de la próstata, puede ser necesario realizar más pruebas de imagen para recomendar un plan de tratamiento.

Gracias al uso generalizado de la prueba del PSA en los Estados Unidos, el cáncer de próstata suele detectarse de forma temprana. En algunos casos, el cáncer de próstata detectado puede ser de crecimiento muy lento.

En la mayoría de estos casos, el cáncer de próstata podría no requerir tratamiento, y el uso de la prueba del PSA para detectar el cáncer de próstata es controversial, afirma Daniel Suzman, M.D., médico oncólogo de la Oficina de
Enfermedades Oncológicas del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA.

El Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los EE.UU. (USPSTF, por sus siglas en inglés), un panel independiente y voluntario de expertos nacionales en prevención y medicina basada en la evidencia, desaconseja actualmente la detección del cáncer de próstata mediante el PSA en hombres de 70 años o más, debido a la falta de datos que demuestren que la detección aumenta las tasas de supervivencia, y por el riesgo de sobretratamiento, que provoca efectos secundarios en hombres que, de otro modo, nunca habrían experimentado ningún síntoma. Para los hombres de entre 55 y 69 años, el USPSTF recomienda una discusión individualizada sobre el riesgo y los beneficios de la detección.

Tratamientos

Cáncer de próstata localizado: La radiación y/o la cirugía son los tratamientos preferidos para el cáncer de próstata localizado con riesgo de propagación.  La radiación puede administrarse después de la cirugía a determinados hombres si tienen un alto riesgo de que quede algún cáncer de próstata. Los efectos secundarios del tratamiento del cáncer de próstata con cirugía o radioterapia pueden incluir incontinencia urinaria, disfunción eréctil y problemas intestinales.

Terapia hormonal: La radioterapia se combina a veces con la terapia hormonal (también llamada terapia supresora de andrógenos o ADT, por sus siglas en inglés). Los andrógenos como la testosterona son hormonas que pueden hacer crecer las células del cáncer de próstata. La ADT impide la producción de testosterona o bloquea directamente su acción sobre las células cancerosas de la próstata. La terapia hormonal puede administrarse a pacientes con cáncer de próstata que ha reaparecido tras la radiación o la cirugía, y es el tratamiento estándar para los hombres con cáncer se ha extendido fuera de la próstata a otras zonas del cuerpo (enfermedad metastásica).

Cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración: Algunos hombres que reciben tratamiento con terapia hormonal antes de experimentar la enfermedad metastásica pueden desarrollar una forma de cáncer de próstata que es resistente a la terapia hormonal estándar (conocido como cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración). La FDA ha aprobado tres medicamente para el cáncer de próstata no metastásico resistente a la castración: apalutamida, enzalutamida y darolutamida. Estos medicamentos bloquean el efecto de la testosterona y otras hormonas similares en las células del cáncer de próstata. Los pacientes que recibieron estos medicamentos en los ensayos clínicos pasaron un período de tiempo más largo sin desarrollar enfermedad metastásica que los pacientes que recibieron un placebo y también vivieron más tiempo.

  • Efectos secundarios de la apalutamida: Los efectos secundarios graves de la apalutamida incluyen caídas/fracturas, convulsiones, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Otros efectos secundarios comunes de la apalutamida son la fatiga, dolor articular, erupción cutánea, disminución del apetito, caídas, pérdida de peso, hipertensión arterial, sofocos, diarrea y fracturas.
  • Efectos secundarios de la enzalutamida: Los efectos secundarios graves de la enzalutamida incluyen convulsiones, síndrome de encefalopatía posterior reversible (PRES, por sus siglas en inglés), reacciones alérgicas, enfermedades cardíacas y caídas/fracturas. Otros efectos secundarios comunes de la enzalutamida son la fatiga, dolor de espalda, sofocos, estreñimiento, dolor de las articulaciones, disminución del apetito, diarrea e hipertensión arterial.
  • Efectos secundarios de la darolutamida: Los efectos secundarios comunes de la darolutamida incluyen fatiga, dolor de las articulaciones, erupción cutánea, disminución de los glóbulos blancos y cambios en las pruebas de la función del hígado.

Cáncer de próstata metastásico resistente a la castración: En 2004, la FDA aprobó el docetaxel, la primera quimioterapia para el cáncer de próstata metastásico resistente a la castración (es decir, resistente sólo a la terapia hormonal) que mostró un beneficio de supervivencia, después de que años de investigación no lograran encontrar un tratamiento que prolongara la vida de los pacientes con cáncer de próstata metastásico.

“Cuando el cáncer de próstata hace metástasis en otro lugar del cuerpo, en la mayoría de los casos es incurable y el objetivo del tratamiento es mejorar los síntomas o la función del paciente, o prolongar la duración de su vida”, afirma Suzman.

Desde la aprobación del docetaxel, el número de tratamientos terapéuticos para el cáncer de próstata metastásico ha seguido creciendo. La FDA ha aprobado otras cinco terapias para el cáncer de próstata metastásico resistente a la castración, todas las cuales han mostrado mejoras en la supervivencia y no están dirigidas a mutaciones específicas del cáncer. Además, la FDA ha aprobado tres terapias para pacientes con tumores metastásicos resistentes a la castración que requieren pruebas de mutaciones específicas en el cáncer de próstata para determinar si el paciente puede ser candidato al tratamiento.

En el caso de los pacientes con cáncer de próstata metastásico que no han recibido tratamiento previamente, varios ensayos importantes demostraron que el agregar una terapia adicional, como el docetaxel u otras terapias hormonales como el acetato de abiraterona, la enzalutamida o la apalutamida, mejoraba su supervivencia. Según Suzman, este enfoque se ha convertido en un estándar de atención para los hombres con cáncer de próstata metastásico no tratado previamente, en particular aquellos con una alta carga de enfermedad (como el cáncer que se ha extendido a los tejidos blandos o a muchos puntos del hueso). Para recibir docetaxel, los hombres deben ser aptos para la quimioterapia. Las píldoras de acetato de abiraterona también están aprobadas, en combinación con la prednisona, para pacientes con cáncer de próstata metastásico de alto riesgo y sensible a la castración, mientras que la enzalutamida y la apalutamida están aprobadas para todos los pacientes con cáncer de próstata metastásico sensible a la castración.

  • Efectos secundarios del docetaxel: El docetaxel puede causar efectos secundarios graves que pueden llevar a la muerte, como un recuento bajo de glóbulos blancos (neutropenia) y reacciones alérgicas graves. Los efectos secundarios más comunes son recuentos bajos de células sanguíneas, infecciones, hemorragias nasales, disminución del apetito, aumento de peso, sarpullido, pérdida de cabello y dolor nervioso.
  • Efectos secundarios de la abiraterona: El acetato de abiraterona puede provocar niveles elevados de hormonas que causan retención de líquidos, presión arterial alta y baja de potasio, y debe tomarse con un esteroide, la prednisona, para evitarlo. Otros efectos secundarios importantes son la toxicidad hepática, la incapacidad de las glándulas suprarrenales para producir suficientes hormonas del estrés, así como fatiga, dolor de las articulaciones, náuseas, sofocos, diarrea, vómito, infección de las vías respiratorias superiores, tos y dolor de cabeza.

Investigación emergente

Un área prometedora de la investigación sobre el cáncer de próstata está relacionada con la prevención del tratamiento excesivo para los pacientes con cáncer de próstata que aún está localizado en la próstata y que tienen un bajo riesgo de volverse sintomáticos, o de morir a causa de la enfermedad. La selección cuidadosa de estos hombres para asegurarse de que son de bajo riesgo es crucial. Cada vez hay más pruebas de que la vigilancia cercana y la repetición de las biopsias, puede permitir a estos pacientes retrasar la terapia definitiva (cirugía o radiación). “Es necesario reducir la carga que supone para los pacientes el tratamiento excesivo si el cáncer de próstata es de crecimiento lento”, afirma Suzman.

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