¿ES CULPABLE EL LOBO DE HABERSE COMIDO A CAPERUCITA ROJA Y A SU ABUELITA?

Para este comentario nos es menester transcribir una información que hace algún tiempo la agencia de noticias UPI dio a conocer al mundo, fechada en la ciudad de Roma y escrita por Barbara Mastella, en la cual se dice que el “lobo feroz” del famoso cuento “Caperucita Roja”, será llevado a juicio en Italia. Leamos lo que dice Mastella en su informe: “Roma. Un singular proceso judicial contra el “lobo feroz” del cuento “Caperucita Roja”, con jueces y abogados reales, tendrá lugar en la ciudad de Venecia.

Después de siglos de acusaciones difamatorias tal vez haya llegado el momento de la rehabilitación que le permitiría al lobo ser juzgado como un acusado normal en un proceso que le ofrecerá la posibilitad de defenderse.

La sentencia ha sido confiada a la Corte de Asis de Venecia, en la Sala Corner de Farsetti.

Habrá un tribunal regular, formado por tres magistrados del tribunal veneciano y seis jueces populares. El fiscal será un consejero de la Corte de Apelaciones quien utilizará las pruebas que le proporcionará un oficial de carabineros real.

El médico será un ilustre docente de medicina legal de la Universidad de Padua.

Además, por primera vez en la historia, el lobo tendrá dos defensores: Los abogados venecianos Domenico Carponi Schitar y Germano Bellusi.

Se trata de una iniciativa organizada por estudiosos de etmología, antropología y tradiciones populares. Pero la idea es del abogado Carponi Shittar, estudioso apasionado de las motivaciones que se esconden tras el folklore.

Durante sus investigaciones, Carponi Schitter encontró rastros de la historia de “Caperucita Roja”, transcrita por los hermanos Grimm, en la mitología egipcia y en los cuentos del norte de Europa.

El abogado veneciano recuerda que en su origen, estas narraciones no eran cuentos para niños sino para adultos que se inspiraban en antiguos ritos de iniciación.

Sin embargo, la interpretación de los cuentos no es única puesto que también la sicología se ha ocupado de ella con resultados sorprendentes.

Pero es la primera vez que se le da una interpretación que podría llamarse “judicial”.

“Nos ha llegado la noticia”, dijo Carponi Schittar, “que en el siglo cuarto después de Cristo, un obispo del pueblo de los godos promulgó un decreto según el cual quien quiera que matara a un hombre debía ser llamado lobo”.

La pregunta del abogado es si existe realmente un homicidio tras el cuento que todos los niños del mundo conocen.

Los abogados defensores deberán defenderlo de cuatro acusaciones: Haberse introducido en casa de la abuela contra su voluntad, haberla obligado a la unión carnal, haber hecho lo mismo con Caperucita y haberlas secuestrado y asesinado a las dos”. 

Hasta aquí la noticia de la agencia UPI.

Ahora, nuestro comentario. No pretendemos defender a un lobo malo que al parecer calmó su hambre con dos personas inocentes. Pero mis estimados amigos, estamos a punto de ver como en Italia se cometerá un gran error histórico, de acuerdo con lo que acabamos de leer. Al parecer, recurriendo a términos jurídicos, “el auto cabeza de proceso” está dictado, el juicio tendrá que darse. Pero, como primera medida, el señor juez de la Corte de Asis tendrá que ordenar la no intervención del señor Dominico Carponi Schittar como abogado defensor. No es correcto que el investigador de un crimen actúe como defensor. Es como si en Estados Unidos el FBI apareciera defendiendo a los autores de delitos que ellos investigan. El juicio es precisamente para hacer justicia y por lo tanto corresponde a la máxima autoridad de la Corte de Asis tomar cartas en el asunto.

De otro lado, nos atrevemos a adelantar que si la corte actúa conforme a las leyes actuales, el “lobo” no podrá ser condenado  puesto que en Italia, como en la mayoría de los países del mundo, el delito cometido por el “cuadrúpedo” ya prescribió. Esto quiere decir que después de poco más de tres siglos de, supuestamente haberse cometido el hecho “sangriento”, el acusado queda libre de culpa ante las leyes humanas.

No puede la corte aceptar como prueba una premisa del investigador quien expresa inseguridad  cuando dice … “nos ha llegado la notica …”. Esas son apreciaciones apriori, sin fundamento, que bajo ningún punto de vista podrán ser aceptadas como testimonio. Y lo que es más grave todavía es que Carponi dice que encontró rastros de la historia de “ Caperucita Roja” en la mitología egipcia y en cuentos del norte de Europa. Esto tampoco está probado y de igual manera no podrá aceptarse como testimonio.

No está bien que este señor dé tal crédito a los hermanos Grimm. Ellos, Carlos Guillermo y Jacobo Luis, vivieron entre 1786-1859, el primero y 1785-1863, el segundo. En verdad escribieron algunos cuentos populares de Alemania, pero lo único que hicieron con “Caperucita Roja” fue quizás causarle más daño que el lobo cuando a principios del siglo 19 se atrevieron a darle un vuelco a la historia desvirtuando la versión original publicada, según la más cercana investigación en 1697, mucho antes de que los hermanos Grimm nacieran. El cuento tampoco fue escrito en Alemania de donde eran los hermanos Grimm, sino en Francia y podría deberse a Charles (Carlos) Perrault (1628-1703) quien bajo el título “Historias o Cuentos de Antaño con Moraleja”, que en el lomo del libro aparece titulado “Cuentos de mi Madre la Oye (la Oca)”, incluye narraciones muy populares como: Barba Azul, La Bella Durmiente del Bosque, Blanca Nieves, Caperucita Roja, La Cenicienta, El Gato con Botas, Pulgarcito, Los Tres Cerditos, etc.

De acuerdo con el título general de la obra, es muy posible que Perrault no sea el autor original de “ Caperucita Roja”, pero  lo que es innegable es que fue él y no otro, quien la llevó a los libros. Algunos investigadores aseguran incluso que Perrault suprimió la parte en que el lobo, ya disfrazado de abuelita, invita a la niña a consumir carne y sangre, pertenecientes a la pobre anciana, a la que acaba de descuartizar. Al igual que en el resto de sus cuentos, este autor quiso dar una lección moral a las jóvenes que entablan relaciones con desconocidos, añadiendo una moraleja explícita, inexistente hasta entonces en la historia.

También este hombre tuvo un hermano famoso pero contrario a  los Grimm, Claude Perrault no se dedicaba a escribir cuentos sino obras científicas y su fama radica en que fue un gran médico y arquitecto. A él se debe la famosa “columnata de Luvre ( Colonnade del Louvre)” y también el Observatorio de Paris.

Charles (Carlos) Perrault debería figurar en los textos de literatura como uno de los más grandes autores de cuentos infantiles universales. De esa manera todos conocerían a quien  tanto hizo por los niños de todas las épocas y se evitaría que los venecianos juzgaran al “lobo” equivocado que , entre otras cosas, no sabemos si violó sexualmente a Caperucita y a su abuela, pues el cuento sólo habla de que se dio un gran banquete con ellas. ¿O será que también la historia  ha llegado equivocada hasta nosotros?. Además, cuando el cazador rajó el vientre del lobo, Caperucita y su abuelita fueron rescatadas vivas.

Bueno sería que el señor Carponi se dedicara a investigar los millones de casos de violación que en la vida real suceden diariamente en el mundo para que así pudiese actuar como fiscal y no como defensor. De esos “lobos“ existen muchos.

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